 | Grin |
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¡¡¡¡Holaaaaaaaa  !!!!
El primer fic que publico en el foro  hay gente que me quería golpear, que bueno que posteo algo ^__________^
Pondría un resumen pero como es un one shot no muy largo se me acaba el fic -.-
Así que a modo de mi mensaje nº 160 les dejo este fic raro, con una "pareja" rara y perturbada, como el fic en sí y como mi mente  Lo que sí, no creo que deje esto acá, más bien sean seguramente varias historias independientes, donde la relación involucra los mismos personajes, pero en diferentes géneros y temáticas... Y tal vez le ponga, en ese posible futuro, un título general al "libro" y uno distinto a cada "cuento" ^__________________^
Este pedacito de mí se lo dedico a Hyde, al Hyde paloma, tal vez sean historias para las palomas, no sé  Pero espero que si existe el cielo de los perritos de Bell también exista uno para las palomas... o mejor aún, una realidad en este, nuestro cielo y nuestro infierno, donde tod@s seamos libres y felices, todos los seres vivos por igual... y espero que Hyde haya encontrado ese lugar 
Silencio a los cuatro vientos
Por Grin
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Aquel bar los veía como dos perfectos extraños. Una silla frente a otra sus rostros se enfrentaban, una seriedad inusitada en dos personas tan cercanas, una frialdad inconcebible en casi hermanos
- ¿Y?¿Qué vamos a hacer al respecto?- preguntó con incertidumbre y determinación en la mirada
- No sé…- respondido Gackt a Sakura- No estoy seguro en que punto dejé de poder confiar en esto
- Ni por qué
- Aunque en realidad creo que hay una respuesta a ambas preguntas- tamborileó los dedos en la mesa mientras el baterista asentía sin mirarlo, absorto en la tarea de apagar su casi consumido cigarrillo, y la moza entregaba los pedidos correspondientes
- Sí…- dijo el pelilargo distraídamente, probablemente para nadie, solo una palabra al azar- Pero algo hay que resolver, mejor ahora que todavía hay tiempo, porque la verdad no me gustaría perderlo, si empezamos todo esto quiero que termine bien- Una suave sonrisa se esbozó en su rostro y por un momento dejó de jugar con las colillas en el cenicero para prestar atención a su cerveza
- Ya no sé hasta que punto nos quiere, hasta donde dejó de ser amor para convertirse en una relación meramente sexual. No sé si lo que busca de nosotros es cariño o más calor en su cama- una sonrisa melancólica se reflejó en los labios de Gackt para luego dar un sorbo a la cerveza
- Y realmente lamento que debamos pensar así… Realmente duele mucho- la tristeza reflejada en la mirada de Sakura era un espejo del alma de Gackt
Durante unos instantes permanecieron en silencio. Ninguno dijo nada y solo se dedicaron a recordar. Unieron sus mentes para hilvanar la historia completa con cada uno de sus recuerdos. Lo imposible que fue el principio, cuánto les costó aceptarlo y lo difícil que resultó conservar la relación. Los celos que los carcomían en un comienzo entre ellos mismos, incluso con los demás. Las cenas, sentarse a ver una película, todo era un conflicto las primeras veces. De que lado dormiría cada uno, mirando a quien. Ni hablar de la primera vez que hicieron el amor, tal vez uno de los recuerdos más extraños y atesorados por los tres.
- Mira, te propongo algo- habló Gackt apoyando el mentón sobre sus manos entrelazadas
Contó su plan cuidadosamente, Sakura lo recibió con escepticismo, mas lo terminó aceptando, en vista que era el único que tenían y querían decidir algo cuanto antes. Se levantaron de sus asientos para dirigirse a la salida, tal vez a otro bar, o solo a caminar por ahí; aquella noche L’Arc tenía una cena que no terminaría hasta entrada la madrugada. Agarrados de la mano atravesaron la puerta dejando un aire cargado de abatimiento, contradicción, una leve desilusión, algo de esperanza y amor…
Esa tarde las grabaciones terminaron antes y Ken se ofreció a llevarlo a su casa, se había dejado el auto y como realmente no tenía ganas de tomarse el tren aceptó la invitación.
Lo encontró en el estacionamiento hablando por celular, su tono de voz sonaba preocupado, pero le extrañó particularmente el hecho de escuchar un “Nos vemos Sakura chan” como última frase de la conversación, no por el hecho de que hablara a Sakura, algo que hacía prácticamente diario, sino por el timbre de la voz. Normalmente hablaban amenamente, y si tenían algo serio que discutir lo hacían en privado
- ¿Vamos Ken chan?- preguntó esperando parado a un lado del auto
- Dale- abriéndole la puerta del copiloto para dejarlo pasar- Hágame el favor hermosa dama- y recibió un golpe de hyde por respuesta
Las primeras cuadras las hicieron en silencio, el más chico fumando, mirando a través de la ventanilla entreabierta, el otro tarareando una canción vieja de la radio
- Hace mucho que no salimos- habló Ken de repente- Te invito a cenar el viernes, pero va a tener que ser de la semana que viene, como viene Tetsu con las grabaciones gracias si podemos respirar para esa fecha
- No gracias Ken chan, no tengo muchas ganas de salir a comer la verdad
- Que mal, y eso que pensaba llevarte a ese restaurante de comida china nuevo que abrieron…- dejó la frase abierta esperando una respuesta, extrañado ante la posible negativa, recibiendo efectivamente un distraído encogimiento de hombros como tal- Entonces al menos te invito a un bar, no acepto un “No tengo ganas de tomar Ken chan” Ahí voy directo a la comisaría a reportar a Hideto Takarai como secuestrado- rebatió con una sonrisa y una extraña sombra en la mirada
- Eso sí que no puedo negártelo, después de tantos años no logro encontrar un mejor compañero. Para salir a emborracharse sos indiscutiblemente único- aceptó con una sonrisa débil…
- ¡¿Qué te pasa?! ¿A qué te referís?
- No me hables como si no supieras nada, vení, contame
- Nada Yat chan, ¿qué puede pasarme?
- Eso es lo que quiero que me digas- el baterista lo sujetó sin fuerza de la muñeca, el otro lo esquivó delicadamente y se internó en el pasillo mientras hablaba con una sonrisa inocente
- No hay nada que decir porque no oculto nada- y añadió de virar- Te quiero- Apenas volteó su sonrisa desapareció y con una angustia sombría se encerró en el baño.
Deslizó su cuerpo hasta llegar al suelo, con los ojos cerrados. Ahí sentado, tirado sobre el mármol gris, veteado al tacto de sus dedos, extrañó su casa, su baño, su habitación como no lo había hecho en mucho tiempo. No recordó desde cuando se les había vuelto una manía reunirse en casa de Yat chan ¿Las razones?, obvias; la casa de Gacchan estaba en Kyoto, la suya al igual que el anterior, llena de fan histéricas en la puerta de entrada, y aunque la de Yat chan no fuera mucho más diferente en ese aspecto, al menos les ofrecía un mínimo porcentaje de privacidad. Sin embargo hasta de eso quería escapar ahora, quería que su privacidad solo lo incluyera a él mismo, quería terminar toda esa farsa que tanto le costaba sostener.
Con parsimonia llenó sus manos de agua y empapó su rostro, observó su reflejo durante un instante en el espejo y retiró cabizbajo su cuerpo de la pileta del baño. Con la mirada gacha reparó en su figura. Desde su posición pudo ver una realidad muy distinta a la acostumbrada.
Siempre se creyó una persona atractiva, al menos eso fue lo que siempre le hicieron notar.
¡Cuán equivocados estaban!
Ahora, la vida le enseñaba lo contrario. Debía admitir que era su culpa, nunca se había cuidado lo suficiente, nunca los cuidados necesarios. Llevaba toda una vida junto al tabaco, quien sabe cuantos años menos cargaría ahora encima si hubiera dejado el cigarrillo a tiempo. Su estatura, no la podía cambiar, eso sí, pero tampoco había intentado hacer nada al respecto, al menos Tet chan usaba plataformas… Y siempre había comido lo que quería, nunca había pasado por su mente la idea de una dieta; a pesar de ser artista ¡Qué egoísta! No pensó jamás en los otros ¡Qué iluso! Así era que ahora se quedaba solo. Daba asco, entendía perfectamente a Sakura y Gackt, él también sentía repulsión hacia sí mismo.
Con un brusco movimiento retiró la vista de la balanza, 44 Kg. que intentó abandonar sosteniendo con ambas manos la taza del inodoro. Pero una vez más el miedo fue más grande que él. Cualquier cosa lo era si se lo comparaba a un ser tan ínfimo, insignificante como su persona. Como expulsado por una fuerza mayor alejó de allí su cuerpo, revolvió en los gabinetes y guardó torpemente entre sus manos una hojita de afeitar, ya lo había acompañado en una ocasión y lo volvería a hacer ahora.
Su piel se abrió liberando de sí su pena, aliviando su carga, una mediocre sensación de bienestar. El escozor merecido a un ser tan egoísta entumecía la herida y solo pudo enardecerlo rasgando la piel lacerada con los dientes en un impulso rabioso. Escupió al suelo su sangre junto a aquella ilusión.
En un desesperado intento por retroceder el tiempo tiró la cadena del inodoro, desapareciendo el papel con los restos de sangre del suelo. Trastabillando enjuagó su boca, el espejo fue testigo de sus lágrimas silenciosas mientras desinfectaba y vendaba la herida.
No quería volver a caer en lo mismo, volver a recurrir a aquella salida como lo había hecho años atrás, cuando había caído en un pozo del que no encontrada salida más que aquel deprimente intento de solución. Avergonzado escondió la muñeca bajo la manga, la sostuvo estirándola con la mano y salió de la habitación con la mirada acuosa.
Durante los siguientes días los gritos de Tetsu se hicieron habituales, incluso el manager le llamó la atención. Los cuarenta y tantos Kg. Lo iban abandonando y para el tan esperado viernes la balanza lo recibió en el número treinta y nueve. Casi sin fuerzas levantó su cuerpo del sillón, que le había sido de cama en los últimos días. El sol no había salido pero Gackt lo esperaba con un café en la cocina como era su costumbre. Frente a los ojos del alto cantante surgió la diminuta figura de aquel que era su novio. Perdido entre la tela pareciera que esta era su único sostén. Su rostro, de una palidez inusitada era enmarcado por una maraña de pelo opaco y descuidado, tan débil como todo el resto de su ser. Y como protagonista de aquella pintura una mirada canela sin brillo, derrotada. Dos ojitos como agujeros negros robaban la felicidad de aquel que los miraba.
Sin saber si el susodicho era consiente envolvió su figura con su propio cuerpo y lo condujo hasta la mesa, sentándolo sobre la tabla de la misma
- Hyde, amor, decime que es lo que te pasa- aquellos ojos adormecidos no le dieron respuesta alguna, pero continuó- Dejanos ayudarte, dejanos llorar parte de tus lágrimas por vos- besó devoto su frente esperando el tiempo que fuere por una respuesta que llegó pronto
- No es nada, dejá de preocuparte, ni te veas en esa obligación
- No me digas eso que me partís el alma, me preocupo porque vos sos lo que tengo, porque sos quien guarda mi vida. Dejame ser partícipe de esa preocupación, porque sino voy a tener que serlo sin tu permiso, dejame saber al menos por qué estoy preocupado
- No Gacchan, no hay nada de que preocuparse, y lo único que tengo para decirte es que te quiero mucho, más que a nada. A vos y a Yat chan
- Entonces me alegro por los tres, por no tener motivo de tristeza- rodeó el menudo cuerpo con el suyo sintiendo aquella mentira atorada en su garganta, sabiendo de antemano que no tenía sentido forzar al cantante a una respuesta que no quería. Esperaba que fuera pronto el momento en que les dijera la verdad a ambos
- Nos vemos a la noche Gacchan, hoy voy a llegar tarde, salgo con Ken chan después del trabajo, Yat chan ya sabe- con un movimiento de la mano el cantante abandonó el departamento.
Cabeceando una o dos veces al volante el vocalista ingresó al estudio de grabación
- ¿No podemos parar un momento? Estoy muy cansado
- Hace veinte minutos que empezamos a ensayar, no vamos a dejar ahora
- Es en serio Tet chan, estoy que no doy más, no dormí mucho anoche
- Hyde entendé que la presentación es en dos días y no podemos ir así, después no te sabés la letra, ninguno la melodía y todo el mundo se da cuenta. Mira, ensayamos hasta completar la hora y desp… ¡Hyde! ¡Hyde despertate!- sosteniéndose del micrófono prácticamente roncaba, Yuki lo picó con una baqueta pero no pareció percatarse de aquello
- Bueno, descanso- tuvo que rendirse Tetsu al fin- en diez minutos seguimos nosotros- Yuki dejaba a Hyde en el sillón del cuarto y Ken protestaba de fondo
- Hay Ken no sé que voy a hacer, estoy muy triste- con un fuerte rubor y la vista nublada Hyde conversaba con un no muy convincente guitarrista sobre la barra del bar
- ¿Por qué?
- Es por los chicos, ya no quieren estar conmigo, yo los estoy obligando
- Si ellos no quieren, yo estaría con vos ^///^- sin haber oído el último comentario hundió la cabeza entre sus brazos y se lanzó a llorar, mientras la cabeza de Ken se desplomaba sobre el metal de la barra y un hilo de baba caía de su boca, con los ojos cerrados, en un estado prácticamente de coma. A su lado el bajito músico adoptó como nuevo compañero de copas a otro sujeto al lado suyo. Cercano a su edad, el hombre parecía escuchar interesado lo que el otro tenía para decirle.
Estudiaba sus movimientos con cautela, registraba en la pupila cada uno de sus gestos. La forma en que el cantante sacudía exageradamente el pelo, que escondía repetidamente tras la oreja sin éxito alguno. Como mojaba sus labios a cada instante, tal vez con la garganta seca por el alcohol. Lo observó más de una vez inclinando su cuerpo contra la barra, trastabillando para alcanzar su propio trago. Y de repente lo que aquel hombrecito tenía para decirle no le pareció tan interesante. No notó como de repente la conversación se volvió nula y el silencio los envolvió por un instante.
Un par de labios se posaron sobre el oído de aquel hombre, y tras unas palabras la promesa quedó sellada. Una silueta de menudas proporciones salía de aquel local acompañada de otra mayor a la suya, atrás quedaba el guitarrista dormitando en la barra.
- ¿Qué hora es?- Sakura se despertó preocupado en mitad de la madrugada buscando alarmado el reloj de la repisa
- Las 2 a.m., Hyde ya debe estar por llegar, mañana es día de semana y sino no lo levanta nadie
- No puedo dormirme ahora, voy al balcón
Minutos más tarde un cuerpo enfundado en una bata de leopardo se le unía a otro vestido únicamente con unos pantalones de elástico negro de algodón
- ¿No viste su auto todavía?- preguntó el primero
- No
- Que se yo, tal vez venga en taxi y deje el suyo en el estacionamiento de la Kioon
- Sí, tal vez
- …
- …
- Vamos a esperarlo adentro, acá hace frío, yo preparo café- un inseguro cantante era secundado por un preocupado baterista.
El tiempo transcurría con lentitud, entre charlas sin significado y el intento por no pensar en el vocalista desaparecido. Para cuando el reloj dio las 3:30 a.m. ya no quedaba café en la casa, no había temas de conversación que no hubieran hablado. Gackt golpeaba rítmicamente el pie contra el suelo, Sakura tamborileaba los dedos en la mesa, cada uno absorto en sus propias preocupaciones con la mirada fija en ninguna parte. El sonido de unas llaves intentando abrir la cerradura los tomó desprevenidos, atravesaron la cocina a toda velocidad y chocaron ambos al cruzar aparatosamente la mesa del desayunador. En tanto, la puerta parecía ganar la batalla negándose a abrirse, antes de que la abatida llave se diera por vencida la manija se movió desde adentro. De un portazo Gackt permitió el paso del cantante y Sakura lo recibió en sus brazos.
En un movimiento esquivo Hyde se liberó del agarre del baterista, trastabilló hasta sostenerse de la columna al lado del baño y devolvió el contenido de su estómago en el suelo del comedor. Listo, ya no tenían por qué seguir atados a su lado, había comprado la libertad de ambos, ya estaba hecho. Con una sonrisa amarga las fuerzas lo abandonaron y cayó de rodillas al suelo. Alarmados ambos músicos se dirigieron a ayudarlo. El olor a alcohol era evidente así como su sobriedad, lo conocían demasiado como para saberlo
- ¡Hyde! ¡¿Hyde qué pasa?!- Gackt sostenía y sacudía levemente su cuerpo
- Ahora son libres, nada los ata a mí- de su bolsillo sacó un fajo de billetes que tiró sobre el parqué del living- ¿ven?- explicó como respuesta a toda duda. Aún así la pregunta llegó de labios de Sakura
- ¿De qué estás hablando? ¿Qué son esos billetes?
- Lo que ustedes buscaban
- No entiendo lo que estás diciendo, no sé que te pasa por la cabeza en este ni ningún momento, no sé que es lo que estás buscando pero no digas que esto es lo que queremos
- ¿Es qué no ves en lo que te convertiste? ¿No ves lo que es tu cuerpo?- increpó Gackt sosteniéndolo más fuerte, sintiendo bajo la remera los marcados huesos de sus costillas
- ¿Así tampoco estoy bien? ¿Esto tampoco les gusta? ¿¡Entonces qué es lo que carajo están esperando!? ¡¿A otra persona? ya les dije! ¡Son libres, no me deben nada ni nada les debo yo, ya pagué con mi cuerpo la felicidad de ambos! Ahora disfrútenla que yo me voy de sus vidas por la puerta de atrás
- ¿A qué te referís con eso? ¿… qué hiciste?- preguntó Sakura claramente preocupado
- Yo sé, yo sé lo que pasaba, yo sé como se cansaron los dos de mí, se que ya no quieren saber nada y lo entiendo, lo entendí hace unas semanas. En este momento vi que era culpa mía, pensé que era mi imagen, que era mi horrible aspecto, hice cuanto pude- desde el pecho hacia la cadera presentó su cuerpo con ambas manos, sostenido todavía en el suelo por los brazos de Gackt. La tela colgaba inerte sobre su figura, y al proseguir en su relato los huesos del maxilar parecieron marcados con tinta en sus facciones- Ahora veo que era repugnante entonces y que soy repugnante ahora. Entendí que lo que les provoco no va a irse y por eso… ayudé en algo a la vida para que de alguna forma se incrementara el sentimiento… y puedan irse tranquilos…
- No sé de que estás hablando ni porque pensás eso. Y no respondiste a la pregunta de Sakura- habló Gackt más confuso que antes
- ¡No me digas que no sabés! ¡No hables como si no entendieras! Desde hace semanas…- apesadumbrado habló cabizbajo- sé que no pueden ni tocarme, que no quieren verme… desde hace tres semanas- los aludidos intercambiaron miradas culpables
- Hyde eso… no fue lo que quisimos hacerte sentir… porque no es lo que sentimos nosotros- intentó el alto vocalista remediar la situación
- No, no tenés que disculparte- se separó trabajosamente de los brazos de Gackt y caminó de frente al espejo- Ahora ya está, ya estoy sucio, valgo menos que la nada que valía antes… hoy me encargué de eso… él y yo- una mirada trastornada le devolvió el espejo y continuó hablando- Y eso es algo bueno, ya no tienen que seguir obligándose a mí. Yo sigo, ustedes también y felices
- ¡¿Hyde qué hiciste?! ¡Estás loco! ¿Cómo podés pensar que queremos algo así para vos?- esta vez fue Sakura quien habló- ¿¡No ves lo qué sos!?, ¿en lo que te convertiste? Te estás consumiendo, estás deshecho ¡No podés sostener ni tu propio cuerpo!- Durante un momento se dedicaron a observar la imagen del cantante. Su cuerpo débil sosteniéndose apenas de la pared del comedor, dejando la marca de sus dedos sucios de algún callejón terroso. Su figura era sacudida por ligeros espasmos de llanto y lágrimas, que dejaban surcos en su rostro levemente manchado. La ropa raída, revuelta y mal arreglada, los pantalones desencajados a medio abrochar. Por el cuello abierto de la camisa se dejaban entrever marcas moradas que probablemente continuarían por el resto del torso, el pelo despeinado y sucio, desprendiendo un fuerte olor a tabaco y alcohol por todo su ser; por la comisura de sus labios quedaban rastros del contenido estomacal, la mirada triste, opaca, enmarcada por unas prominentes ojeras. La decadente escena les carcomía el alma, cuando lo vieron caer al suelo derrotado.
A partir de ese momento los hechos se volvieron extraños, todo se sucedió como un recuerdo turbio y borroso. No le interesaba particularmente a ninguno recordar las palabras exactas, porque el sentimiento prevalecía por encima de estas.
Entre explicaciones, perdones, promesas y juramentos volvieron a ser lo que eran, si bien no la pareja de los cuentos de hadas sí volvieron a llevar aquella relación de amor, a pesar del mundo, los problemas y a pesar de ellos mismos.
- Mira, te propongo algo- habló Gackt apoyando el mentón sobre sus manos entrelazadas- Hagamos un prueba, un tiempo, sin sexo, manoseos ni hacerle el amor
- Ni besos o caricias- agregó Sakura
- Sé que es algo tonto, infantil y que no tiene sentido
- Hasta cruel
- Pero no se me ocurre otra cosa
- Y si seguimos alimentando la duda va a terminar por destruirnos a los tres
- Que nos golpee, nos tire con todo el mobiliario, no me importa… lo amo por encima de eso
- ¿Desde cuándo? Desde ahora
- ¿Cuánto tiempo?
- Un mes
- Ken chaaan… yo te cuento aunque no me escuches- hizo una seña al barman y pidió otro trago- Ya tomé una decisión, lo pensé bien y es lo mejor de todo. Hoy voy a terminar con esto, voy a acabar este cuento y les voy a dejar una buena razón para que lo acaben ellos también. Y más tarde… hoy mismo, después de lastimarlos, de lastimarme, de obsequiarles la libertad, voy a conducir fuera de la cuidad, voy a dejar el auto en ninguna parte y caminar hasta que amanezca, hasta encontrar una playa, voy a avanzar hacia el frente; y ya nadie va a encontrar mi cuerpo, ya nadie va a volver a ser mi prisionero ~
Nacieron del agua y el fuego, juntos subieron al cielo, danzando entrelazados, cayeron en forma de lluvia de oro y plata, invadieron la tierra, incendiaron los volcanes e inundaron el océano, se fundieron un uno solo y vivieron en paz ~
Y este es el fic que empecé en Capital y terminé en Villa Gesel ^______________^ Lo escribí en un momento de tristeza y funcionó para alejarla 
El último texto no tiene una razón en particular jeje ... estaba en la playa y lo pensé, así que lo puse ^______________________^
¡¡¡¡¡¡¡¡¡Espero que les haya gustado y que se haya entendido ♥♥♥♥♥♥!!!!!!!!! ¡¡¡¡Me voy gente ^___________________________^!!!!
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, hyde despierta los malos sentimientos hacia su persona u.u! Pobre enano feo